Recorrido con su poquito de pan por el nuevo menú degustación de La Curiosidad de Mauro de Puerto Real
![La Curiosidad 2016]()
Texto: Pepe Monforte
Erasé una vez un muergo de Puerto Real al que un día, un principe adelantado (con delantal), decidió poner tan guapo tan guapo que podría figurar en los menús de los restaurantes de más tronio.
El cuento de la cenicienta interpretado por un muergo de Puerto Real se presenta en una lata de conservas, sobre un manto de algas y en un cajón de hielo.
Pero en la Curiosidad de Mauro, el restaurante del cocinero Mauro Barreiro en Puerto Real, los protagonistas de los cuentos no terminan casándose con la muchacha guapa, sino que terminan formando parte de un menú degustación, las cosas de la comida moderna.
En el cuento comestible está la cáscara del muergo pero encima de ella, en vez del muergo (navajas le dicen en Galicia), colocado a lo bestia, tras un planchazo, lo que aparecen son pequeños trozos del bibalvo de un tamaño casi más pequeño que un minipico yeye. Se alternan en juego de colores con unos pequeños puntos de una crema hecha con mantequilla y oloroso. La combinación resulta de cuento, de los de final feliz y te dan ganas de decirle a la jefa de sala de La Curiosidad de Mauro, Noelia Rojas… ponme 33 más.
Con el muergo no hay pan. El pan, como ocurre ahora en estos restaurantes espectáculo se hace esperar y viene a la mitad de la comida, como los novios que siempre llegan tarde.
Pero antes del muergo, que llega en el puesto número 5 de un menú de 18 platos, hay más cosas que contar. Hay un cuenquecito de salmorejo de esos de sabor intenso que lleva por lo alto una hojita de cebolla así como caramelizada y una mijita de atún. Son dos cucharás, poco más, pero la cosa te mete en ambiente.
Mauro Barreiro, 1,90 metros de cocinero en alto y buen perimetro también en ancho, ha titulado su nuevo menú degustación como “Magic Cádiz” y es cierto que en su espectáculo a 19 platos, cuchara, tenedor y media rebaná de pan hay toques circenses, muchos juegos, su momento “trapecista”, algún domador de sabores y también su momento payaso, de un poquito de reirse, que eso también está ahora bien visto en los restaurantes de postín.
![Empanadilla]()
Después del salmorejo llega un bocadillo de atún en escabeche. En verdad más que a bocadillo la cosa te recuerda a las empanadillas que te hacia tu madre de chico. Bueno en verdad las hacia La Cocinera, ahora fagocitada por una multinacional italiana, en colaboración con tú mama. Pero si la empanadilla esta buena, con un toque crujientito de lo más agradable, el escabeche de atún de dentro soprende por su intensidad.
La presentación es más que llamativa, en una caja de madera, como esas en que las niñas chicas guardan los tesoros. Llega a la mesa echando humo y cuando se disipa, como si fuera una mañana de niebla en el interior de la bahía de Cádiz, aparece el mar, azul sobre el que parece navegar la empanadilla situada encima de un soporte de metacrilato.
Pero si divertida y apetecible resulta la empanadilla no se queda atrás un guiño de Barreiro a los tacos mejicanos ahora tan de moda. El taco, en verdad, no es un taco, sino una filloa gallega, un recuerdo a la ascendencia gallega del cocinero. Por aquello del especáculo el plato se termina en directo. El camarero aparece con una bandeja en la que viene la filloa por un lado y por otro aparece una barbacoa como de la Señorita Pepis donde se termina de hacer un pequeño pinchito de cordero lechal.
El camarero saca el pinchito de la barbacoa y coloca los taquitos de carne encima de la filloa adornada con una especie de guacamole y el toque de picante de la comida mejicana. Necesito un pelotazo extra de la cerveza Estrella Damm con la que acompaño la comida. El taco, el burrito que es su nombre técnico, hay que comérselo enrollado y con la mano, nada de cuchillo y tenedor. El conjunto, con su toque picante, resulta simpático y el cordero está tierno y sabrosón.
La influencia de la cocina mejicana sigue en el espectáculo. Llega el turno para uno de los grandes clásicos de Barreiro, su gazpacho de jalapeños, hecho con pimientos verdes con su toque picante y aquí embellecido con un poco de tomate, de las pepitas que llevan dentro, unos pedacitos de gambas crudas, mijitas de cebolla y pepino y unas pequeñas perlas de aceite de oliva que revientan en la boca a modo de fuegos artificiales.
![Gazpacho jalapeños 2016]()
Gazpacho de jalapeños en su versión de 2016. Foto: Cosasdecome
En el puesto número 8 del espectáculo aparece el atún rojo de almadraba. Es como una especie de tataki en miniatura que se alterna con lonchas de remolacha y unos trozos de cebolla guisada con vino amontillado de Jerez. El toque de aplauso viene con un consomé de tortola que le ponen por lo alto y que sabe a tarde de invierno con el cielo un poquito nublao…reconfortante.
El cocinero vuelve a lucirse de nuevo de manera espectacular con un morrillo de bonito del sur con un punto de cochura de esos milimétricos. El bonito sabe tan bueno como su primo el atún rojo de almadraba. Pero si bueno está el bonito, la guarnición resulta sorprendente, circense y sabrosona. Afortunadamente ya en ese momento había aparecido la media rebaná de pan blanco que hacen especialmente para el restaurante en la panadería de Fernando Damián de Puerto Real. El pan se baña a la perfección en una crema de berza, que es el sorprendente acompañamiento del bonito…pero todavía hay más sorpresas en el plato. Está en unos aparentes fideos gordos que van sobre la crema y el bonito. En verdad, no son fideos, sino los garbanzos del potaje tratados por una de esas técnicas imposibles de los cocineros de escuela.
![Bonito 2016]()
El morrillo de bonito del sur con berza gitana y garbanzos "disfrazaos" de fideos. Foto: Cosasdecome
El plato con el que termina la zona salada, también es más que agradable. Es un pequeño trozo de pichón, un ave que es como el pollo pero a lo pijo y que viene acompañado de unos daditos de foie, una salsa muy untuosa de naranjas enanas (kumquat se llaman) y quinoa, unas semillas ahora también muy de moda en la cocina de vanguardia y que tienen la misma virtud que el arroz que es chupar todo el sabor de las salsas. La combinación resulta espectacular. Es de esos platos que necesitas por lo menos dos bocaos para encontrarle todos los matices.
Los postres, refrescantes, después de tanto movimiento para el paladar y tanta intensidad. En ambos, una especie de sorbete y un espectacular coco relleno, hay helado y juegos de colores, muy agradables para la vista.
Son 60 euros, si acompañas la cosa con agua. En caso de optar por otra bebida se cobra aparte. El nuevo menú degustación está ya disponible. Se sirve para mesas completas y aunque no es necesario reservar previamente, es mejor, siempre avisar.
El establecimiento también ha incorporado otro menú de 40 euros en el que el cliente prueba un aperitivo de bienvenida, tres pequeñas tapas, media ración de pescado, media de carne y postre por 40 euros.
La Curiosidad también ha puesto en marcha una nueva carta de restaurante bajo el lema de “un espectáculo único para los sentidos”. Esta es la carta para comer de forma más convencional, pidiendo cada cliente los platos que desee. Puede verla completa pinchando en el recuadro:
![Carta 2016]()
Aquí el menú degustación al completo (los platos pueden ir cambiando en función de la temporada):
![Menu degustacion 2016]()
Horarios, localización, teléfono y más datos de La Curiosidad de Mauro, aquí.
![Mauro Barreiro con perro]()
El cocinero Mauro Barreiro. Foto: Cosasdecome
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